Hay áreas de descanso en las que mejor no parar, sobre todo si están abandonadas, hay un maníaco loco y decenas de personas han desaparecido en ese lugar…
La película empieza con una pareja de adolescentes (Jesse y Nicole) escapándose de casa para vivir sus vidas y empezar la aventura en pareja. Deciden emprender un viaje en coche a Hollywood, a casa de un tío de Jesse, donde todos los sueños se cumplen y el sueño americano es la meta de toda persona.
Los problemas empiezan cuando reciben la llamada del tío de Jesse, explicándoles que no pueden ir a su casa por unos problemas. Aún así, siguen su camino hacia la tierra soñada. La gasolina empieza a terminarse, así que deciden pararse en un área de descanso deshabitada, sin un alma, donde las únicas dos personas que parecen ocupar el lugar son la pareja (a pesar de que hay una caravana estacionada en un descampado al lado del área). Una vez en el baño, Nicole cierra la puerta y lee numerosas cosas en la puerta, y entre ellas se fija en algo concreto: KZL 303, que a la postre resulta ser la matricula de una camioneta amarilla Ford que les está haciendo la vida imposible. Al salir del baño Nicole descubre horrorizada que su novio ha desaparecido.
Examinando el lugar descubre que, en efecto, no hay nadie más, y en un tablón puede comprobar que han desaparecido decenas de adolescentes en ese sitio.
A partir de aquí empieza una auténtica odisea para seguir con vida, escapándose del extraño personaje que conduce la camioneta con la matricula KZL 303 e intentando encontrar a Jesse.
Conoce a una misteriosa chica encerrada en el baño, que le explica la historia del camionero (básicamente es que guarda a todas su victimas en un autobús abandonado, donde las tortura de forma inhumana), aunque poco después parece haber desaparecido cuando un policía (con el que ha conseguido contactar por radio) va a comprobarlo; este policía también sufre un percance (una de las mejores escenas de la película, sin duda) y de nuevo Nicole esta sola.
Entonces recurre a los habitantes de la caravana, una familia religiosa que tiene unos métodos muy “curiosos” de entablar conversación. A partir de aquí tendrá lugar una sucesión de acontecimientos que provocaran tensión, muertes y un final tan extraño como aceptable.
John Shiban (guionista y productor de Expediente X y Supernatural), da un paso más hacia la paranoia, alejándose de sus típicas historias de intriga y fenómenos paranormales. Rest Stop es una película estilo road movie con altas dosis de acción, persecuciones, explosiones y, lo que más llama la atención del filme (por sus buenos resultados): algunas escenas gore (aunque no muy abundantes pero bien elegidas).
Raw Feed (la compañía que pretende hacer grandes películas de terror con unos presupuestos muy cortos) ha logrado que su primera película consiga ser más que aceptable, sobre todo por unas escenas pulidas y bien tomadas que son una delicia para la vista.
Algunos dirán que la película es algo lenta, otros sostendrán que forma parte de la tensión que busca el director; lo cierto es que los actores (básicamente Jaimie Alexander, ya que aparece al menos 60 de los 85 minutos que dura) logran transmitir las emociones que las escenas proponen (en ocasiones algo desmesuradamente), los decorados consiguen meterte en la historia desde el primer instante y la situación de agobio que impregna cada rincón es sublime.
Hay que tener en cuenta que en la película aparecen exactamente 9 personajes y únicamente en los 10 primeros minutos se ve algún paisaje que no sea el área de descanso, y por ello es todavía más meritorio el resultado que consigue el director utilizando tan pobre variedad.
El aspecto que más se le puede achacar a Rest Stop es que guarde tantas similitudes con Nunca juegues con extraños (Joy Ride, John Dahl, 2002): un camionero que persigue a conductores, la escena del camión chocando contra el coche de los protagonistas, comunicaciones por radio… aunque esto no es un aspecto negativo si ésta te gustó.
